PRIMER LUGAR CONCURSO ISLA ORGANIZADO POR XF XILOFORM & CONSTRUCTO.
¨PROYECTO REALIZADO JUNTO A YASNA NAVARRETE
Creemos que la cocina contemporánea -en su entendimiento occidental-, se encuentra en estancamiento. Desde principios del siglo XX, no ha sufrido de grandes transformaciones: su poca versatilidad además de su enraizamiento a un lugar fijo en la planta doméstica, no la ha permitido evolucionar. Hoy, la pandemia presenta una oportunidad para replantear este espacio doméstico. Su problematización en esta contingencia en conjunto con una pequeña revisión bibliográfica, serán los insumos teóricos necesarios para presionarla a dar el siguiente paso.
Podemos señalar que el momento donde se sientan las bases del entendimiento de la cocina contemporánea occidental, es con la célebre “Cocina de Frankfurt” de 1926 (ver figura 1), desarrollada por Margarette Schutte. En ella, se diseñó el espacio de cocina en cuanto al rendimiento/eficacia de labores y la limitó a un espacio fijo e individual. Sin embargo y como señala Otl Alcher: “Desde que existe la cocina modular de Frankfurt no se ha pensado en nada nuevo. La evolución de la cocina se ha centrado en ampliar su dotación técnica”. Con esto, podemos señalar que después de este modelo, no hubo grandes transformaciones, y que por lo demás, a partir de la condición de funcionalidad/utilidad que se plasmó en este diseño, surgen los principales problemas de la cocina hoy en día.
5 años para, Lilly Reich, en el marco de la exposición de arquitectura alemana en Berlín (1931), diseño un modelo de cocina flexible y versátil, un objeto fijo y central que se desplegaba e incorporaba, con notable capacidad de síntesis, la mayoría de actividades propias del cocinar (ver figura 2). Por lo demás, el objeto podía cubrirse completamente desapareciendo del ambiente doméstico y poseía versiones distintas. Aun con esto, no causo el mismo impacto que su antecesora.
En la misma línea, Ettore Sottsass y Joe Colombo, en el contexto en la exposición del MOMA “Italy, the New Domestic Landscape”, se atrevían a poner en crisis el concepto de domesticidad y por lo demás, de la cocina. Lo desarrollaron a partir de artefactos que mostraban una fe ciega en la tecnología, donde no la usaban solo para automatizar actividades, en vez, la usaban para replantear la forma y experiencia de vivir en estos espacios. Mientras colombo agrupaba todos los usos domésticos en un gran aparato (Total Furnishing, figura 3), Sottsass planteaba una domesticidad disgregada y móvil través de su Mobile and Flexible Environment Module (ver figura 4).
En 1984 Gerd Bulthaup desarrolla la cocina-isla SYSTEM B (ver figura 5), con la que tenía la idea de “crear un espacio vital de encuentro y comunicación”. Esta cocina, bastante sencilla en apariencia, contaba con el mínimo de elementos funcionales, pero a cambio generaba una condición clave: recuperar el encuentro, proximidad y el roce en el ambiente doméstico. De esta manera se consolidaba el “mueble isla” contemporáneo.
HOY; EL MOMENTO DE DAR UN PASO ADICIONAL
Creemos que las cocinas en la actualidad son espacios poco versátiles; una herencia clara de la cocina de Frankfurt. Frente a esto, podemos observar como un camino posible, la cocina-mueble céntrica de Lilly Reich que sólo 4 años más tarde agregaría la condición de flexibilidad, de transformación y reversibilidad.
Por otro lado, la tecnología en este espacio en la actualidad solo apunta a la inmediatez. Joe Colombo y Sottsass hacían uso de la tecnología para crear nuevas experiencias domésticas. ¿Será momento que la tecnología deba apuntar a nuevas formas de encuentro, en vez de simplemente la eficacia?
Por último, la cocina actual es diseñada sólo para el acto de cocinar. Bulthaup, con su mueble isla, apuntaba a un espacio de fricción entre usuarios. Desde aquí, se plantea la posibilidad de crear una cocina que desplace la impersonalidad utilitaria actual, para abrir paso al roce doméstico.
MANIFIESTO PARA LA COCINA “POST COVID19”
Con el COVID nos percatamos de la importancia de este importante espacio domestico: comer y cocinar, dialogan con el compartir y la reunión entre usuarios. Sim embargo, ¿Es necesario seguir potenciando la reunión y permanencia en un espacio definido como cocina?, pensamos que hacer una “perfecta” cocina para la reunión e incorporación de usos, tendrá cabida solo en momentos de pandemia. Es por eso que a partir de un “giro argumental”, planteamos que el problema ya no se centrará en cuantos usos puede generar este espacio, sino con cuantos usos la cocina puede dialogar. Creemos que presionando la comunicación de este espacio con el resto del programa, no solo se potenciarán los existentes, sino que además, se crearán nuevos usos híbridos en conjunto con nuevas formas de relaciones entre usuarios. Es así como planteamos la idea de incorporar movilidad y capacidad de traslado a la cocina, pues solo de esta manera, cortando sus raíces domésticas -e incluso más allá del contexto COVID19-, se podrá vislumbrar el camino hacia la nueva domesticidad.
ISLOTE DOMESTICO
Es así como a partir tanto de la revisión histórica, en conjunto a la problematización de la cocina actual, planteamos “ISLOTE DOMESTICO”: un mueble/artefacto que deja de ser la gran isla de la cocina, para convertirse en un pequeño islote, pero de la vivienda en su totalidad.
Esta sintetiza los principales usos de la cocina en un mueble transformable (Lily Reich), utiliza la tecnología para desatarse de un espacio fijo (Colombo y Sottsass) y propicia la fricción domestica (Bulthaup). Así se convierte en un mueble mas de la vivienda, y queda a disposición de los diferentes programas domésticos, generando a la vez, nuevos usos híbridos.
Proyecto de Arquitectura/Diseño Interior/Investigación